miércoles, 11 de abril de 2012

Política Pública de la Rumba


ANTECEDENTES

A pesar de ser una industria importante para las grandes ciudades y de la gran cantidad de personas que se emplean en este sector, la rumba sigue siendo estigmatizada y generalmente asociada a problemas de seguridad, consumos excesivo de alcohol, riñas y por supuesto, problemas de convivencia como ruido y desorden en el espacio público. De acuerdo con la Revista Catering, los establecimientos del sector turismo, cuya actividad principal o secundaria es el servicio de bar, aportan un 2% al PIB de Bogotá y el cálculo de personas, empleadas puede llegar a las 100.000 personas. Pero a pesar de ese aporte a la economía, hasta ahora el análisis de la industria de la rumba ha sido muy segmentado y simplificado, concentrando toda la atención en los problemas que esta industria genera. Con la propuesta de una política pública de la rumba, no se busca defender a este sector de la economía o negar los problemas que genera, se busca añadir más variables a una análisis que estamos en mora de hacer si queremos solucionar los problemas que produce.

PROBLEMÁTICA A RESOLVER

La rumba se asocia con consumo indiscriminado de alcohol, con venta de licor a menores y con inseguridad. La percepción no es gratuita, de acuerdo con Medicina Legal en el año 2010, en el 28.3% de los homicidios hubo presencia de alcohol y de acuerdo con los datos de la corporación Nuevos Rumbos del año 2009, en consumo de licor: el 87% de los menores de 17 años ha tomado alcohol alguna vez en la vida, el 67% lo ha hecho en el último año, el 27% en el último mes y el 13% en la última semana (es decir, ya tienen un problema grave). Buscando resolver esos problemas se han propuesto soluciones restrictivas como la reducción del horario de funcionamiento de los establecimientos de venta y consumo de licor (sin hacer diferencias entre ellos), la restricción de la circulación de los menores de edad (llamados por algunos toques de queda para menores), la restricción de la venta de licor en licoreras hasta las 11:00 p.m. entre otras. Esa creciente restricción a la actividad de la rumba en Bogotá, especialmente al horario, está generando problemas de seguridad y convivencia que como autoridades se deben reconocer y afrontar. El primero es el incremento de sitios clandestinos, ilegales o los famosos amanecederos. Estos lugares, además de romper la norma de horario, no brindan las condiciones de seguridad a los clientes y generalmente están asociados a otros delitos como venta de droga, bandas de escopolamina, licor adulterado, entre otras cosas. El segundo es la congestión y el riesgo que genera la salida masiva de personas a las 3:00 a.m. actualmente, más de 15.000 personas salen de los establecimientos de la zona rosa, a buscar un taxi, a buscar un amanecedero o a quedarse en la calle esperando que amanezca, estas personas salen en estado de embriaguez, razón por la cual pueden ser víctimas fáciles de robos o atracos o propiciar riñas. Adicionalmente, al no existir un transporte público que funcione a esa hora, los taxis no pueden dar abasto y tratan de hacer rapidamente los recorridos, incrementando los riesgos de
accidentes. Por más presencia policial que se tenga, no serán suficientes para cubrir esta cantidad de personas.

PROPUESTA DE UNA POLÍTICA PÚBLICA DE LA RUMBA

Para establecer una política pública es necesario conocer bien la problemática asociada, sin generalizaciones y con mayor complejización, por ejemplo, si se asume que la rumba genera problemas de seguridad, es necesario analizar que tipo de problemas genera, es decir, desagregar el concepto seguridad en sus diferentes variables y establecer cuales de ellas se afectan con la rumba, especialmente con el horario de la rumba. La seguridad en Bogotá se mide a partir de 10 tipos de delitos: Homicidio, homicidio en accidente de tránsito, Lesiones comunes, lesiones en accidentes de tránsito, Hurto a vehículos, hurto a motos, hurto a bancos, hurto a residencias, hurto a personas y hurto a comercio. Es de esperar que algunos de ellos no se vean afectados en ninguna medida por la rumba, como es el caso del hurto a residencias o el hurto a bancos, a menos que se establezcan causas más complejas como que los bancos los roban en la noche o que la gente sale a rumbear y deja las casas solas Por eso es primordial que se dejen de utilizar lugares comunes como que al aumentar el horario de la rumba se aumenta la inseguridad y se amplíe el análisis. Con la hora zanahoria de Mockus, los que estaban a favor exhibieron las cifras de reducción de homicidios, sin embargo, posteriormente la cifra se incrementó nuevamente y no es claro que la reducción se ocasionara en la restricción de horario y no en la mayor presencia policial y en el mayor control ejercido por la propia Alcaldía Mayor1 El otro aspecto necesario para establecer una política pública de la rumba es verificar si aumentar el horario genera un incremento en el consumo de licor. En este caso lo primero que se debe establecer es que hay diferentes establecimientos de venta de licor y no todos son sitios de rumba, por ejemplo, los supermercados, las tiendas de barrios, las cigarrerias, las licoreras y hasta las estaciones de gasolina, venden licor. En principio no lo deben vender para consumo en el lugar sino para llevar, pero muchos de ellos no lo hacen. Por definición estos sitios no se consideran sitios de rumba, pero son generadores de consumo de licor y de problemáticas que deterioran la imagen de la rumba, como el consumo de licor en el espacio público (los famosos botellones2), las riñas callejeras y el ruido. Si descartamos estos lugares sólo nos quedan los restaurantes, los bares y las discotecas, el primero no se considera un sitio de rumba puesto que el licor sólo sirve de acompañamiento de la actividad principal que es la comida, así que sitios de rumba como tal solamente nos quedan los bares y las discotecas. Analizando el tipo de consumo y la cantidad consumida se puede verificar que la mayor cantidad de licor no se vende en los sitios de rumba, puesto que son sitios más costosos y con mayores 
1 El mismo exalcalde cuenta, a manera de anécdota, que durante la hora zanahoria, todos los secretarios del Distrito hacían rondas por la ciudad para garantizar que nadie violara la norma. 2 Los botellones son una problemática social que se ha venido extendiendo en países como España y Alemania. Consiste en la ocupación de un espacio público por un grupo de jóvenes para consumir licor y pasar el rato.

restricciones para la venta, especialmente para los menores de edad, mientras que las tiendas, supermercados, etc. son los responsables de la mayoría de las ventas, esto valdría la pena verificarlo con cifras de empresas como Bavaria y las licoreras departamentales, así como importadoras como Diagio, por esa razón el Decreto Distrital 263 de 2011, que restringe la venta de licor en tiendas y supermercados, después de las 11:00 pm ha generado tanta polémica, pero el principal argumento en contra es la reducción de ingresos de estos lugares, lo que reforzaría la tesis de que concentran sus ventas en el licor y no en otros productos. Si son los sitios que no son de rumba los que más licor venden, por qué se le atribuye a la rumba el incremento en el consumo de licor, es necesario analizar otros factores en este tema, como la necesidad de educar para el consumo de licor responsable, las campañas de prevención de consumo excesivo, la detección temprana de prácticas abusivas de consumo, entre otras. Sería necesario analizar por ejemplo, por qué no existen en Colombia las licencias de licor, es decir, permisos que autorizan la venta de licor y que establecen seguros de responsabilidad civil en caso de daños a terceros. También sería importante preguntarse por qué los impuestos al licor en el país no le cobran más a los tragos con mayores grados de alcohol, de forma que se promueva el consumo de los licores suaves y por el contrario los licores importados gozan de bajos aranceles (supuestamente para evitar el contrabando) En resumen, la problemática del consumo excesivo de alcohol es mucho más compleja que el horario de la rumba, incluye temas de salud pública que es necesario tratar y que trataron de ser abordados en el Decreto Nacional 120 de 2010. Teniendo el panorama más completo se pueden proponer medidas de corto, mediano y largo plazo que permitan resolver las problemáticas asociadas a la rumba y el licor.


PROPUESTAS EN EL CORTO PLAZO

 
Rumba Segura en Medellín

Si el objetivo es regular la rumba y adicionalmente reducir los factores de inseguridad que genera, así como reducir el consumo abusivo de alcohol, es necesario, clasificar los establecimientos que venden licor y darles categorías distintas que permitan mayor control, por ejemplo, se pueden generar horarios distintos para cada categoría, se continuaría con la restricción de tiendas y supermercados hasta las 11:00 pm, se puede crear la categoría restaurante con consumo de licor hasta la 1:00am, la categoría bar con consumo hasta las 3:00 am y la de discoteca con funcionamiento hasta las 6:00 am. La autorización del horario no sería automática, se puede pensar en el sistema de certificaciones que ha venido funcionando en Medellín y que premia los valores agregados que un establecimiento le da a la ciudad, por ejemplo, sistemas de emergencia (salidas, señalización, personal preparado para atender primeros auxilios), instalaciones adecuadas (baños suficientes, espacio para salidas, no ocupación del espacio público), seguridad para sus clientes (convenios con taxis seguros, personal de logística entrenado y que sepa manejar riñas, cámaras), campañas de consumo responsable (apoyar las campañas del Distrito, crear campañas propias, dar capacitación al personal del bar y a los meseros para identificar señales de intoxicación) Estos ítems le otorgarían un puntaje y de acuerdo al mismo se puede clasificar en una categoría o en otra. La certificación no la daría ninguna entidad del Distrito, en el caso de Medellín lo hace el Icontec y eso garantizaría su objetividad y es muy probable que no distorsione el mercado porque precisamente lo que están ofreciendo es mayor calidad y eso siempre tiene unas ventajas (los amanecederos cobran más pero
no garantizan nada). Nuevamente volviendo a los ejemplos internacionales, en Estados Unidos las licencias de licor son más costosas a medida que se busca vender durante más tiempo, por ejemplo, las licoreras tienen licencias más económicas que los bares pero sólo pueden funcionar hasta las 11 p.m. los bares pueden funcionar más tiempo pero deben pagar más y una discoteca tiene la licencia más cara de todas y funciona hasta la mañana siguiente, eso no significa distorsionar el mercado sino segmentarlo. Otras regiones como Andalucía en España, tienen hasta 8 categorías de establecimientos que tienen horarios distitntos y deben exhibir en un lugar visible del exterior, la categoría y el horario que tiene permitido para ayudar en el control. También se pueden generar grupos especializados de la policía que se ubiquen en las zonas con horario más extendido y que tengan una capacitación especial en el manejo de personas en alto grado de embriaguez, puestos de salud que puedan identificar casos de intoxicación (por alcohol o por cualquier sustancia) y darles un primer auxilio, transporte público especializado para la salida segura de estos lugares y control fuerte al consumo de licor en el espacio público y a la venta de licor a menores.


PROPUESTAS EN EL MEDIANO PLAZO
En el mediano plazo es necesario pensar en una legislación adecuada, por ejemplo, cambios en el Código de Policía Nacional que permitan sancionar el consumo de licor en el espacio público, con sanciones que vayan desde el decomiso, la multa, hasta trabajo social, especialmente en el caso de los menores de edad. También se debe pensar en cambios a la ley 232 de 1995 que permitan exigir las licencias de funcionamiento para los establecimientos que venden licor, no es posible que seamos de los pocos países en el mundo que permitan que abrir una licorera, un bar o una discoteca sea tan fácil como abrir una papelería o una tienda de barrio. Claramente un establecimiento de este tipo está generando unas externalidades negativas y pueden promover conductas nocivas, como el consumo de licor en espacio público, la venta a menores de edad o comportamientos conexos como riñas y lesiones personales o accidentes de tránsito, dichas externalidades deben ser cubiertas por un seguro (similar al SOAT que pagan los automóviles) que cubra esos posibles riesgos. Las licencias son una manera de controlar los problemas generados por el consumo de licor y reducir el número de negocios irresponsables que aumentan sus ganancias a costa de venderle licor a menores, venderle a conductores o incluso vender licor adulterado. En Inglaterra por ejemplo, las licencias de licor prohíben incluso, las promociones irresponsables, como las barras libres y las ofertas de consumo rápido, exigen el acceso a los clientes de agua gratis para evitar la intoxicación y establecen que es necesario tener tamaños pequeños de las bebidas para evitar obligar a los clientes a consumir más.


PROPUESTAS EN EL LARGO PLAZO

En el largo plazo se puede pensar en medidas que incluyan impuestos especiales para los establecimientos que vendan licor cuya destinación sea el pago de una policía especial dedicada al tema, de esa manera no ocupamos a los policías regulares en este tipo de problemáticas y los mismos sitios pagan los efectos negativos que generan, también se deben generar impuestos diferenciales por el grado de alcohol, a mayor graduación mayores impuestos.
También se debe pensar en campañas masivas de reducción del consumo del licor, campañas que logren cambios de hábitos similares a los que se lograron con el cigarrillo y de esta manera cambiar la cultura actual que premia al bebedor y lo hace ver como un superheroe (incluso hay publicidad que muestra el alcohol como el premio al trabajo). Los problemas en el consumo del alcohol no se reducen al horario de la rumba sino a una cultura permisiva en la cual los padres les "enseñan" a tomar a sus hijos desde los 12 o 13 años y se festeja su primera borrachera, así que dichas campañas son indispensables. Creación de sitios de recreación especializada en menores de edad, que permita una alternativa a los espacios de rumba o de consumo de licor, los fenómenos como el botellón no se producen por rebeldía de los jóvenes, se generan por los cambios en los espacios de socialización, ya no se tienen zonas comunes o espacios públicos para ellos, ya no pueden socializar en sus casas pues son cada vez más pequeñas, están entrando a la universidad cada vez más jóvenes y se sienten solos en esos escenarios. Todos estos aspectos merecen un debate amplío que ponga a pensar al país y de eso se trata esta propuesta, de generar una sana polémica que permita en el mediano plazo encontrar soluciones consensuadas a un tema común y que de una u otra manera nos afecta a todos y a todas.

sábado, 29 de octubre de 2011

El voto rosa

De antemano ofrezco disculpas por las posibles imprecisiones históricas que tenga este relato, si alguien conoce más información al respecto y podemos armar la historia de la participación política de la comunidad LGBT, les agradezco que me la hagan llegar.



Las primeras experiencias de participación política del sector de Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgeneristas – LGBT fueron en el año 1997 con tres candidatos al Concejo en las ciudades de Barranquilla, Medellín y Bogotá, de los cuales se retiraron los de Barranquilla y Bogotá (este último por no ser gay). Curiosamente, el candidato de Medellín recibió el aval del Partido Conservador y de las autoridades indígenas, pero no logró la curul. 

Posteriormente hubo dos nuevos intentos en el año 2002 con un candidato a la Cámara por Bogotá de un movimiento independiente y un cuarto renglón al Senado del Partido Liberal, ninguno logró ser elegido, pero sentaron un precedente al interior del partido Liberal y conformaron el grupo Minorías Sexuales quienes por medio de una resolución temporal, obtuvieron una cuota para el sector LGBT para una elección interna del partido. 

En el año 2003 se presentaron dos candidatos LGBT al Concejo de Bogotá, uno por el partido Liberal y otro por el recién creado Polo Democrático Independiente. En ese momento entraba en vigor la reforma política que obligaba a presentar listas únicas de candidatos por cada partido, por lo que la presencia de estos dos personas Gays en las listas, era una señal del reconocimiento de los partidos al avance del movimiento social LGBT. Sin embargo, nuevamente estos candidatos no lograron obtener las curules.

El año 2007 fue muy importante para la comunidad LGBT, la Corte Constitucional aprobó los derechos patrimoniales para parejas del mismo sexo, el proyecto de ley de parejas fue aprobado en todos los debates del Congreso pero hundido en la conciliación gracias a una jugada sucia de algunos congresistas y en las elecciones locales varios candidatos LGBT se postularon. En el caso de Bogotá varias personas se lanzaron a ediles y concejales pero sólo uno fue elegido, Sebastian Romero, nuestro Milk Colombiano. Un año realmente exitoso para los derechos de las personas Lesbianas, Gays, Bisexuales y Transgeneristas.


Podría decirse que lograr que un candidato abiertamente homosexual ganará un cargo de elección popular representa el poder del voto rosa, pero ¿esto es cierto? la mayoría de las personas LGBT parecieran no tener en cuenta la orientación sexual a la hora de votar, tampoco parecen tener en cuenta el partido y el apoyo que este le brinde al tema pues de ser así todos votarían por un mismo partido, entonces ¿cual es la ventaja de que los candidatos asuman públicamente su orientación sexual?


Recientemente el blog Orgullo LGBT presentó los candidatos que apoyan políticas públicas para población LGBT, no necesariamente son gays o lesbianas o transgeneristas o bisexuales pero se comprometen a trabajar a favor de los derechos de la comunidad LGBT, varios de ellos están haciendo campaña anunciando públicamente su orientación sexual y será el momento para evaluar si el voto rosa cuenta.


Por mi parte creo que asumir públicamente la orientación sexual o la identidad de género (ésta última más difícil de ocultar) por parte de un candidato, es un acto de valentía, de transformación de imaginarios, de reivindicación de nuestros derechos y por supuesto una forma de activismo pero necesitamos mejorar la formación política de las personas LGBT para que esta postura realmente tenga réditos políticos, no se trata de votar por alguien sólo porque es homosexual, ojalá sea una persona que entienda, defienda y promueva los derechos de las personas LGBT, pero el simple hecho de salir del clóset es un avance político.


La formación política permitiría que las personas LGBT dejen de apoyar candidatos abiertamente homofóbicos, que no tienen ningún reparo en criticarnos públicamente pero pedir nuestros votos en privado, como amantes escondidos, si quieren nuestros votos que nos defiendan públicamente y no sean vergonzantes. La formación también permitiría que el voto rosa tenga fuerza como la que tiene actualmente el voto cristiano, abiertamente homofóbico y tan atractivo para los candidatos que muchos de ellos ya dicen "Dios los bendiga" cuando se despiden.


Mientras la orientación sexual se siga usando para desprestigiar a un candidato como lo hace un columnista de Kien&ke que insinúa la orientación sexual de ex presidentes y candidatos tratando de mostrar que son mentirosos, tendremos pocos candidatos que se atrevan a hacer pública su orientación sexual, pero si no lo hacen jamás romperemos el círculo vicioso que ese dilema conlleva.


Hagamos valer nuestro voto rosa, votemos bien, votemos a conciencia y votemos pensando si esos candidatos realmente serían los mejores para lograr el respeto por la diversidad que necesita esta ciudad.

viernes, 8 de julio de 2011

El argumento de los empleos para eludir las normas

En los últimos años se ha vuelto costumbre que cuando se toma una medida que afecta a algún empresario o grupo de empresarios, éstos argumenten que tendrán que eliminar puestos de trabajo y dejar a varias personas sin empleo.

Generalmente el argumento es falso y está más referido a decisiones que ya habían tomado antes de la nueva norma o de obligarlos a cumplir una existente, pero con eso buscan presionar al gobierno de cualquier nivel para que no los afecten.

La estrategia no es nueva, cuando comenzó el control al consumo de tabaco, las tabacaleras sacaron cifras extraordinarias de los empleos que se perderían, nunca contaron las vidas que se salvarían ni la cantidad de dinero que se ahorraría el sistema de salud, solo pusieron a sus empleados de escudo para evitar sus perdidas financieras.

Lo mismo ha sucedido con los impuestos y los controles en otras áreas, los floricultores cuando se prohibió el uso de insecticidas tóxicos para sus trabajadoras o por los horarios y tratos a los que eran sometidas, los Sanandresitos cuando se comenzó el control al contrabando y a la evasión de impuestos, con los importadores cuando se plantearon aranceles y muchos otros ejemplos.

El argumento es tan absurdo pero tan popular que no se nota, es como si dijeran "estoy violando la ley pero si me obligan a cumplirla se perderán muchos empleos" ¿no hay algo mas absurdo?

Eso ha venido sucediendo en Bogota con los establecimientos que funcionan en zonas donde no está permitido el uso del suelo, cuando se ordena su cierre obligan a sus empleados a interponer tutelas por derecho al trabajo cuando el responsable de que esa pérdida de empleo fue el mismo empresario que violó la ley y los puso a trabajar en un sitio donde no estaba permitido.

Lo mismo está pasando con los tenderos que están vendiendo licor y que se ven "afectados" por el Decreto 263 del 2011 que restringe la venta de licor hasta las 11pm. Cuando ellos abren sus negocios lo hacen en zonas residenciales y se supone que solo van a vender productos de consumo, la leche, el pan, etc. Pero un día deciden que vender trago es mas rentable y comienzan vendiendo unas cervezas, los vecinos no se quejan porque no los afecta, pero después sigue el aguardiente, la música a todo volumen, las riñas, los gritos y lo que era un barrio residencial se convierte en un infierno.

Efectivamente este es un problema económico. Para los tenderos por la reducción en las ventas y la "pérdida" de empleos y para la ciudad porque tiene que aumentar el pie de fuerza de policia para atender los problemas generados por la tienda, tiene que aumentar el gasto en salud publica por las riñas y las lesiones personales, tiene que invertir en gastos administrativos por la cantidad de quejas que comienzan a llegar de los vecinos y por ultimo, por la desvalorizacion de sectores enteros a causa del cambio de uso.

¿Qué se debe priorizar entonces, los ingresos económicos de los tenderos y los posibles impuestos que van a pagar o los gastos que todos los bogotanos y bogotanas vamos a tener que pagar a causa de su violación de la norma? parece una pregunta retórica pero hay muchas personas que aun creen que el bien individual debe primar sobre el general.

Si no tomamos conciencia de la necesidad cada vez mayor, de regular la venta y consumo de licor y generar medidas que reduzcan las externalidades negativas que produce, tendremos que acudir a medidas cada vez mas impositivas.

Lo mejor sería establecer una Política Pública de la Rumba, que incluya la puesta en marcha del Decreto 120 de 2010 del Ministerio de Protección Social, sobre consumo responsable de alcohol, una policia especializada en el manejo de personas alicoradas, unas licencias para la venta de licor y unas certificaciones sobre tipos de establecimientos y horarios de funcionamiento.

Esa será la única forma de reducir el 28% de homicidios asociados a consumo de licor que ocurrieron en Bogota en el año 2010 y de lograr que la rumba y la diversión sean un derecho que se puede ejercer de forma segura y tranquila.

martes, 5 de julio de 2011

Que le preguntaría a un candidato a la Alcaldia sobre el tema LGBT

Este es un momento crucial para definir los destinos de la ciudad de Bogotá, elegiremos Alcalde, Concejales y Ediles.

Pero la rareza de estas elecciones no ha permitido hacer preguntas concretas sobre temas de ciudad a los candidatos, por eso y debido al debate generado en Twitter sobre las respuestas de los candidatos a la Alcaldia, propongo las siguientes preguntas:

1. Conoce la Política Publica LGBT de Bogota

2. A cuál de estos derechos propuestos en la política publica LGBT daría mayor énfasis en su gobierno:
Salud.
Educación.
Trabajo.
Vida y seguridad.
Participación.
Cultura.

3. Como incluiría a la población LGBT en su plan de desarrollo, cual seria la meta a alcanzar en esos 4 años

4. Apoyaría eventos de la población LGBT como la marcha de la ciudadania

5. Acompañaría una marcha de la ciudadania LGBT y se pronunciaría públicamente a favor de derechos de la población

6. Como reduciría la discriminación que generan los funcionarios públicos, especialmente policías, contra la población LGBT


Supongo que hay muchas más cosas que preguntar pero con estas me siento satisfecha, ahora quién les pregunta.
Enviado desde BlackBerry® de COMCEL S.A.

Se nos fue la mosca cojonera


"Nosotros, los que hoy nos estamos manifestando aquí y en todo el mundo, somos como aquella pequeña mosca que obstinadamente vuelve una vez y otra a clavar su aguijón en las partes sensibles de la bestia. Somos, en palabras populares, claras y rotundas para que mejor se entiendan, la mosca cojonera del poder." José Saramago


Hace un tiempo preparé una despedida para José Saramago pero el tiempo, las excusas y la vida no me permitieron terminarla y publicarla. Hoy que estoy revisando notas y poniendo al día mi blog, me reencuentro con este gran hombre y quiero publicar mi homenaje un año después de su muerte.

La ceguera no está en los ojos, sino en el alma. La ceguera blanca de Saramago me impactó desde el momento en que comencé a leerla, no era oscuridad, era el exceso de luz el que no permitía ver, era una ceguera lechosa, pesada, una ceguera inusual, la misma que tenemos en nuestros días, cuando nos negamos a ver las inequidades, la injusticia, la falta de solidaridad.

Saramago me causó admiración desde el principio, no sólo escribía de una forma poco convencional, dándose el lujo de eliminar los puntos y las mayúsculas, como en la Caverna, sino que se atrevía a cuestionar la base fundamental de la fe, como en el Evangelio según Jesús, o de la democracia como en Ensayo sobre la Lucidez, este último incluso alimentó mis sueños de participación política durante un largo tiempo.

Me causaba admiración también, el que hubiera comenzado a escribir tan viejo (espero no ser irrespetuosa), casi a los 54 años, y no puedo negar que eso me ánima a pensar que algún día podré dedicarme a escribir, así no sea para vivir de ello.

Pero eran sus posiciones políticas las que más me gustaban, siempre cuestionando, siempre preguntando, sin tragar entero, sin caer en fanatismos o en lambonerías o en amarillismo, este hombre profundamente demócrata pero crítico de la democracia, opino hasta el último de sus días y se comprometió con muchas causas que a veces parecían perdidas.

Su metáfora más clara fue la de las moscas cojoneras o más que clara, la que más claridad aportó a mi vida política, siempre pensamos que para enfrentarnos a los grandes poderes debemos ser igualmente poderosos y que como no lo somos debemos pasar de agache, aguantarnos o ignorar las injusticias, pero las moscas cojoneras no tienen problema en el tamaño de la bestia que molestan, una y otra vez regresan por su presa así ésta las pueda aplastar de un sólo golpe, hasta que finalmente la enloquecen y la tumban, ¿no podemos ser nosotros esas moscas cojoneras que no sueltan su presa? ¿no podemos insistir en tumbar a la bestia así seamos miserables moscas? ¿no podremos trabajar en grupo para lograrlo?

Gracias a él creo que si, que podemos tumbar los esquemas tradicionales que no nos permiten aprovechar el potencial de la solidaridad y la complejidad de nuestra sociedad para construir formas mejores de vivir, gracias a él creo que podemos cambiar el mundo, moldearlo, mejorarlo, adaptarlo, adecuarlo. Gracias a él creo que podemos usar nuestro poder de moscas cojoneras y picar y picar hasta que los cansemos.

Gracias Sr Saramago por ser una luz en un mundo de ciegos, gracias por mostrarnos que se puede pensar en un mundo de loros, gracias por creer que la Lucidez llega con las decisiones y no con los miedos, gracias por enseñarnos a ser jóvenes siempre.

Mañana es la única utopía
Frecuentemente me preguntan que cuántos años tengo...
¡Qué importa eso!
Tengo la edad que quiero y siento.
La edad en que puedo gritar sin miedo lo que pienso.
Hacer lo que deseo, sin miedo al fracaso, o lo desconocido.
Tengo la experiencia de los años vividos y la fuerza de la
convicción de mis deseos.
¡Qué importa cuántos años tengo!
No quiero pensar en ello.
Unos dicen que ya soy viejo y otros que estoy en el apogeo.
Pero no es la edad que tengo, ni lo que la gente dice, sino lo
que mi corazón siente y mi cerebro dicte.
Tengo los años necesarios para gritar lo que pienso, para hacer
lo que quiero, para reconocer yerros viejos, rectificar caminos
y atesorar éxitos.
Ahora no tienen por qué decir: Eres muy joven, no lo lograrás.
Tengo la edad en que las cosas se miran con más calma, pero
con el interés de seguir creciendo.
Tengo los años en que los sueños se empiezan a acariciar con los dedos, y las ilusiones
se convierten en esperanza.
Tengo los años en que el amor, a veces es una loca llamarada, ansiosa de consumirse
en el fuego de una pasión deseada.
Y otras en un remanso de paz, como el atardecer en la playa.
¿Qué cuántos años tengo? No necesito con un número marcar, pues
mis anhelos alcanzados, mis triunfos obtenidos, las lágrimas que por el camino
derramé al ver mis ilusiones rotas... valen mucho más que eso.
¡Qué importa si cumplo veinte, cuarenta, o sesenta!
Lo que importa es la edad que siento.
Tengo los años que necesito para vivir libre y sin miedos.
Para seguir sin temor por el sendero, pues llevo conmigo la experiencia adquirida
y la fuerza de mis anhelos.
¿Qué cuantos años tengo? ¡Eso a quién le importa!
Tengo los años necesarios para perder el miedo y hacer lo que quiero y siento.
José Saramago

domingo, 3 de julio de 2011

La medida de regulación de la venta de licor en Bogotá


Hace algunos días el columnista del Espectador, Nicolás Uribe cuestionaba la medida adoptaba por la Alcaldesa (d) Mayor; de restringir la venta de licor después de las 11 de la noche en establecimientos que no estén dispuestos para ello. Argumenta el columnista que es una medida absurda y que restringe derechos, a la vez que es inoperante por la falta de capacidad de las autoridades. También señala que es una medida de falta de gobernabilidad porque proponen prohibiciones y limitaciones de la libertad.

Estos argumentos parecen muy extraños para un ex congresista que tuvo entre sus mayores orgullos el ser ponente del proyecto de ley que sanciona a los portadores de la dosis mínima y que argumenta que tal sanción es necesaria, entre otras cosas, por razones de seguridad pública. No tuvo inconveniente el representante a la Cámara, en cambiar la Constitución para convertir un tema de salud pública en un problema de seguridad nacional pero si considera “inútil, absurdo y una limitación de la libertad” controlar la venta de licor como lo hacen la mayoría de ciudades importantes del mundo.

La explicación de esta aparente contradicción del columnista Uribe tal vez sea su diferenciación entre prohibición y penalización, cuando era Representante en su ponencia señalaba lo siguiente “Es preocupante que en los medios y en la opinión pública se estigmatice al Gobierno y a los parlamentarios que apoyan esta iniciativa como "PENALIZADORES" de la dosis mínima. Es preocupante porque en la realidad en ningún momento se está penalizando el consumo y porte de dosis mínima, si mucho y a lo sumo, se está prohibiendo el consumo y porte de estupefacientes. Una cosa es penalizar y otra cosa es prohibir. En Bogotá está prohibido el consumo de alcohol en lugares públicos, en la calle, pero en ningún caso tomar en la calle está penalizado. Similar posición adoptó el Gobierno Nacional con el Acto Legislativo de dosis personal, es decir la prohíbe pero no la penaliza”

Podría decirse lo mismo de la medida de regulación de la venta de licor, que no estigmatiza a los sectores populares como lo asegura el columnista, ni está señalando de delito el consumo de licor sino que busca regular una sustancia que de acuerdo con las estadísticas de Bogotá, en el año 2010 estuvo presente el 28% de los homicidios. No es extraño que la venta de licor se regule, de hecho, lo extraño es que no se haga, la mayoría de ciudades del mundo cuentan con licencias para la venta de licor que tienen, entre otras restricciones, que la personas estén calificadas para venderlo, para reconocer un cliente en riesgo (ya sea por intoxicación etílica, porque conduce un vehículo, etc.) y que tengan una póliza de responsabilidad civil en caso de que los clientes sufran algún accidente por haber consumido licor en ese establecimiento. En Colombia estamos muy lejos de esa regulación, pero al menos se puede regular quienes y a qué horas venden el licor, ¿qué es lo extraño y absurdo de esto?

Por otro lado, argumenta el columnista que la medida es absurda porque no hay manera de ponerla en práctica y nuevamente pareciera que ese argumento no corresponde a una persona que pide sancionar la dosis mínima a través de la privación de la libertad en sitios especiales para el tema, que no sean cárceles y que de paso les den un tratamiento terapéutico. Quizás vea más sencillo el señor Uribe, que un policía identifique a un drogadicto, lo separe de un vendedor de sustancias psicoactivas, lo lleve a un centro especializado que no existe y que de acuerdo con los recursos del Estado, no existirá pues la salud está en crisis, y garantice que le den un tratamiento. ¿Será que para esa medida si existen recursos de policía, de presupuesto y de personal?

Es claro que el columnista mide con una vara sus propias iniciativas de prohibición y con otra las que propone el Distrito, sin tener en cuenta que en Bogotá la medida ya se aplicó en el año 2009 y fue efectiva durante 6 meses y pudo ser demostrada su efectividad en las cifras de riñas, lesiones personales y hurto a personas, quizás sería importante que se hiciera un debate serio sobre la regulación de la venta de licor en el país, pues este siempre ha estado mediado por los intereses de la industria y nunca ha tenido un análisis sobre sus consecuencias y su manejo, la única aproximación al tema fue el Decreto 120 de 2010 del Ministerio de Protección Social, que desafortunadamente sigue sin ser aplicado y que de acuerdo con el señor Uribe debe ser igual de absurdo e inútil.