miércoles, 11 de abril de 2012

Política Pública de la Rumba


ANTECEDENTES

A pesar de ser una industria importante para las grandes ciudades y de la gran cantidad de personas que se emplean en este sector, la rumba sigue siendo estigmatizada y generalmente asociada a problemas de seguridad, consumos excesivo de alcohol, riñas y por supuesto, problemas de convivencia como ruido y desorden en el espacio público. De acuerdo con la Revista Catering, los establecimientos del sector turismo, cuya actividad principal o secundaria es el servicio de bar, aportan un 2% al PIB de Bogotá y el cálculo de personas, empleadas puede llegar a las 100.000 personas. Pero a pesar de ese aporte a la economía, hasta ahora el análisis de la industria de la rumba ha sido muy segmentado y simplificado, concentrando toda la atención en los problemas que esta industria genera. Con la propuesta de una política pública de la rumba, no se busca defender a este sector de la economía o negar los problemas que genera, se busca añadir más variables a una análisis que estamos en mora de hacer si queremos solucionar los problemas que produce.

PROBLEMÁTICA A RESOLVER

La rumba se asocia con consumo indiscriminado de alcohol, con venta de licor a menores y con inseguridad. La percepción no es gratuita, de acuerdo con Medicina Legal en el año 2010, en el 28.3% de los homicidios hubo presencia de alcohol y de acuerdo con los datos de la corporación Nuevos Rumbos del año 2009, en consumo de licor: el 87% de los menores de 17 años ha tomado alcohol alguna vez en la vida, el 67% lo ha hecho en el último año, el 27% en el último mes y el 13% en la última semana (es decir, ya tienen un problema grave). Buscando resolver esos problemas se han propuesto soluciones restrictivas como la reducción del horario de funcionamiento de los establecimientos de venta y consumo de licor (sin hacer diferencias entre ellos), la restricción de la circulación de los menores de edad (llamados por algunos toques de queda para menores), la restricción de la venta de licor en licoreras hasta las 11:00 p.m. entre otras. Esa creciente restricción a la actividad de la rumba en Bogotá, especialmente al horario, está generando problemas de seguridad y convivencia que como autoridades se deben reconocer y afrontar. El primero es el incremento de sitios clandestinos, ilegales o los famosos amanecederos. Estos lugares, además de romper la norma de horario, no brindan las condiciones de seguridad a los clientes y generalmente están asociados a otros delitos como venta de droga, bandas de escopolamina, licor adulterado, entre otras cosas. El segundo es la congestión y el riesgo que genera la salida masiva de personas a las 3:00 a.m. actualmente, más de 15.000 personas salen de los establecimientos de la zona rosa, a buscar un taxi, a buscar un amanecedero o a quedarse en la calle esperando que amanezca, estas personas salen en estado de embriaguez, razón por la cual pueden ser víctimas fáciles de robos o atracos o propiciar riñas. Adicionalmente, al no existir un transporte público que funcione a esa hora, los taxis no pueden dar abasto y tratan de hacer rapidamente los recorridos, incrementando los riesgos de
accidentes. Por más presencia policial que se tenga, no serán suficientes para cubrir esta cantidad de personas.

PROPUESTA DE UNA POLÍTICA PÚBLICA DE LA RUMBA

Para establecer una política pública es necesario conocer bien la problemática asociada, sin generalizaciones y con mayor complejización, por ejemplo, si se asume que la rumba genera problemas de seguridad, es necesario analizar que tipo de problemas genera, es decir, desagregar el concepto seguridad en sus diferentes variables y establecer cuales de ellas se afectan con la rumba, especialmente con el horario de la rumba. La seguridad en Bogotá se mide a partir de 10 tipos de delitos: Homicidio, homicidio en accidente de tránsito, Lesiones comunes, lesiones en accidentes de tránsito, Hurto a vehículos, hurto a motos, hurto a bancos, hurto a residencias, hurto a personas y hurto a comercio. Es de esperar que algunos de ellos no se vean afectados en ninguna medida por la rumba, como es el caso del hurto a residencias o el hurto a bancos, a menos que se establezcan causas más complejas como que los bancos los roban en la noche o que la gente sale a rumbear y deja las casas solas Por eso es primordial que se dejen de utilizar lugares comunes como que al aumentar el horario de la rumba se aumenta la inseguridad y se amplíe el análisis. Con la hora zanahoria de Mockus, los que estaban a favor exhibieron las cifras de reducción de homicidios, sin embargo, posteriormente la cifra se incrementó nuevamente y no es claro que la reducción se ocasionara en la restricción de horario y no en la mayor presencia policial y en el mayor control ejercido por la propia Alcaldía Mayor1 El otro aspecto necesario para establecer una política pública de la rumba es verificar si aumentar el horario genera un incremento en el consumo de licor. En este caso lo primero que se debe establecer es que hay diferentes establecimientos de venta de licor y no todos son sitios de rumba, por ejemplo, los supermercados, las tiendas de barrios, las cigarrerias, las licoreras y hasta las estaciones de gasolina, venden licor. En principio no lo deben vender para consumo en el lugar sino para llevar, pero muchos de ellos no lo hacen. Por definición estos sitios no se consideran sitios de rumba, pero son generadores de consumo de licor y de problemáticas que deterioran la imagen de la rumba, como el consumo de licor en el espacio público (los famosos botellones2), las riñas callejeras y el ruido. Si descartamos estos lugares sólo nos quedan los restaurantes, los bares y las discotecas, el primero no se considera un sitio de rumba puesto que el licor sólo sirve de acompañamiento de la actividad principal que es la comida, así que sitios de rumba como tal solamente nos quedan los bares y las discotecas. Analizando el tipo de consumo y la cantidad consumida se puede verificar que la mayor cantidad de licor no se vende en los sitios de rumba, puesto que son sitios más costosos y con mayores 
1 El mismo exalcalde cuenta, a manera de anécdota, que durante la hora zanahoria, todos los secretarios del Distrito hacían rondas por la ciudad para garantizar que nadie violara la norma. 2 Los botellones son una problemática social que se ha venido extendiendo en países como España y Alemania. Consiste en la ocupación de un espacio público por un grupo de jóvenes para consumir licor y pasar el rato.

restricciones para la venta, especialmente para los menores de edad, mientras que las tiendas, supermercados, etc. son los responsables de la mayoría de las ventas, esto valdría la pena verificarlo con cifras de empresas como Bavaria y las licoreras departamentales, así como importadoras como Diagio, por esa razón el Decreto Distrital 263 de 2011, que restringe la venta de licor en tiendas y supermercados, después de las 11:00 pm ha generado tanta polémica, pero el principal argumento en contra es la reducción de ingresos de estos lugares, lo que reforzaría la tesis de que concentran sus ventas en el licor y no en otros productos. Si son los sitios que no son de rumba los que más licor venden, por qué se le atribuye a la rumba el incremento en el consumo de licor, es necesario analizar otros factores en este tema, como la necesidad de educar para el consumo de licor responsable, las campañas de prevención de consumo excesivo, la detección temprana de prácticas abusivas de consumo, entre otras. Sería necesario analizar por ejemplo, por qué no existen en Colombia las licencias de licor, es decir, permisos que autorizan la venta de licor y que establecen seguros de responsabilidad civil en caso de daños a terceros. También sería importante preguntarse por qué los impuestos al licor en el país no le cobran más a los tragos con mayores grados de alcohol, de forma que se promueva el consumo de los licores suaves y por el contrario los licores importados gozan de bajos aranceles (supuestamente para evitar el contrabando) En resumen, la problemática del consumo excesivo de alcohol es mucho más compleja que el horario de la rumba, incluye temas de salud pública que es necesario tratar y que trataron de ser abordados en el Decreto Nacional 120 de 2010. Teniendo el panorama más completo se pueden proponer medidas de corto, mediano y largo plazo que permitan resolver las problemáticas asociadas a la rumba y el licor.


PROPUESTAS EN EL CORTO PLAZO

 
Rumba Segura en Medellín

Si el objetivo es regular la rumba y adicionalmente reducir los factores de inseguridad que genera, así como reducir el consumo abusivo de alcohol, es necesario, clasificar los establecimientos que venden licor y darles categorías distintas que permitan mayor control, por ejemplo, se pueden generar horarios distintos para cada categoría, se continuaría con la restricción de tiendas y supermercados hasta las 11:00 pm, se puede crear la categoría restaurante con consumo de licor hasta la 1:00am, la categoría bar con consumo hasta las 3:00 am y la de discoteca con funcionamiento hasta las 6:00 am. La autorización del horario no sería automática, se puede pensar en el sistema de certificaciones que ha venido funcionando en Medellín y que premia los valores agregados que un establecimiento le da a la ciudad, por ejemplo, sistemas de emergencia (salidas, señalización, personal preparado para atender primeros auxilios), instalaciones adecuadas (baños suficientes, espacio para salidas, no ocupación del espacio público), seguridad para sus clientes (convenios con taxis seguros, personal de logística entrenado y que sepa manejar riñas, cámaras), campañas de consumo responsable (apoyar las campañas del Distrito, crear campañas propias, dar capacitación al personal del bar y a los meseros para identificar señales de intoxicación) Estos ítems le otorgarían un puntaje y de acuerdo al mismo se puede clasificar en una categoría o en otra. La certificación no la daría ninguna entidad del Distrito, en el caso de Medellín lo hace el Icontec y eso garantizaría su objetividad y es muy probable que no distorsione el mercado porque precisamente lo que están ofreciendo es mayor calidad y eso siempre tiene unas ventajas (los amanecederos cobran más pero
no garantizan nada). Nuevamente volviendo a los ejemplos internacionales, en Estados Unidos las licencias de licor son más costosas a medida que se busca vender durante más tiempo, por ejemplo, las licoreras tienen licencias más económicas que los bares pero sólo pueden funcionar hasta las 11 p.m. los bares pueden funcionar más tiempo pero deben pagar más y una discoteca tiene la licencia más cara de todas y funciona hasta la mañana siguiente, eso no significa distorsionar el mercado sino segmentarlo. Otras regiones como Andalucía en España, tienen hasta 8 categorías de establecimientos que tienen horarios distitntos y deben exhibir en un lugar visible del exterior, la categoría y el horario que tiene permitido para ayudar en el control. También se pueden generar grupos especializados de la policía que se ubiquen en las zonas con horario más extendido y que tengan una capacitación especial en el manejo de personas en alto grado de embriaguez, puestos de salud que puedan identificar casos de intoxicación (por alcohol o por cualquier sustancia) y darles un primer auxilio, transporte público especializado para la salida segura de estos lugares y control fuerte al consumo de licor en el espacio público y a la venta de licor a menores.


PROPUESTAS EN EL MEDIANO PLAZO
En el mediano plazo es necesario pensar en una legislación adecuada, por ejemplo, cambios en el Código de Policía Nacional que permitan sancionar el consumo de licor en el espacio público, con sanciones que vayan desde el decomiso, la multa, hasta trabajo social, especialmente en el caso de los menores de edad. También se debe pensar en cambios a la ley 232 de 1995 que permitan exigir las licencias de funcionamiento para los establecimientos que venden licor, no es posible que seamos de los pocos países en el mundo que permitan que abrir una licorera, un bar o una discoteca sea tan fácil como abrir una papelería o una tienda de barrio. Claramente un establecimiento de este tipo está generando unas externalidades negativas y pueden promover conductas nocivas, como el consumo de licor en espacio público, la venta a menores de edad o comportamientos conexos como riñas y lesiones personales o accidentes de tránsito, dichas externalidades deben ser cubiertas por un seguro (similar al SOAT que pagan los automóviles) que cubra esos posibles riesgos. Las licencias son una manera de controlar los problemas generados por el consumo de licor y reducir el número de negocios irresponsables que aumentan sus ganancias a costa de venderle licor a menores, venderle a conductores o incluso vender licor adulterado. En Inglaterra por ejemplo, las licencias de licor prohíben incluso, las promociones irresponsables, como las barras libres y las ofertas de consumo rápido, exigen el acceso a los clientes de agua gratis para evitar la intoxicación y establecen que es necesario tener tamaños pequeños de las bebidas para evitar obligar a los clientes a consumir más.


PROPUESTAS EN EL LARGO PLAZO

En el largo plazo se puede pensar en medidas que incluyan impuestos especiales para los establecimientos que vendan licor cuya destinación sea el pago de una policía especial dedicada al tema, de esa manera no ocupamos a los policías regulares en este tipo de problemáticas y los mismos sitios pagan los efectos negativos que generan, también se deben generar impuestos diferenciales por el grado de alcohol, a mayor graduación mayores impuestos.
También se debe pensar en campañas masivas de reducción del consumo del licor, campañas que logren cambios de hábitos similares a los que se lograron con el cigarrillo y de esta manera cambiar la cultura actual que premia al bebedor y lo hace ver como un superheroe (incluso hay publicidad que muestra el alcohol como el premio al trabajo). Los problemas en el consumo del alcohol no se reducen al horario de la rumba sino a una cultura permisiva en la cual los padres les "enseñan" a tomar a sus hijos desde los 12 o 13 años y se festeja su primera borrachera, así que dichas campañas son indispensables. Creación de sitios de recreación especializada en menores de edad, que permita una alternativa a los espacios de rumba o de consumo de licor, los fenómenos como el botellón no se producen por rebeldía de los jóvenes, se generan por los cambios en los espacios de socialización, ya no se tienen zonas comunes o espacios públicos para ellos, ya no pueden socializar en sus casas pues son cada vez más pequeñas, están entrando a la universidad cada vez más jóvenes y se sienten solos en esos escenarios. Todos estos aspectos merecen un debate amplío que ponga a pensar al país y de eso se trata esta propuesta, de generar una sana polémica que permita en el mediano plazo encontrar soluciones consensuadas a un tema común y que de una u otra manera nos afecta a todos y a todas.

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