viernes, 26 de octubre de 2007

¿Dónde crece la democracia?

A raíz de mi trabajo muchas veces tengo que visitar lugares apartados que han sido o están siendo afectados por el conflicto armado, generalmente son lugares de difícil acceso y lejanos de los grandes centros urbanos. En esta ocasión visite una vereda que se llama la Pedregosa, para llegar allí se debe salir de Bucaramanga, dos horas por carretera pavimentada, luego otras dos horas por carretera despavimentada hasta una vereda llamada La India que pertenece a Landazury, un municipio del departamento de Santander. De allí se toma una chalupa (para los que no sepan que es una chalupa, es una canoa con motor fuera de borda) en la cual se debe cargar su propia silla, en mi caso una Rimax muy cómoda, se viaja otra hora por el río Caráre y se llega a esta vereda.

Lo particular de este lugar, además de ser apartado, no contar con servicios públicos, tener un único teléfono que sólo funciona cuando no está nublado y donde no entra la señal de celular, es que allí existe una organización campesina llamada la Asociación de Trabajadores Campesinos del Caráre, que desde hace varios años viene realizando una resistencia civil para no permitir que los actores armados los desplacen de sus tierras. Para eso construyeron allí un centro comunitario al cual pueden llegar aquellos campesinos desplazados para refugiarse temporalmente y después retornar.

En este centro se encuentra la única escuela de la zona y cuando llegué, todavía se encontraban las urnas electorales que la registraduría dejo para las pasadas elecciones, me sorprendió mucho que a este lugar llegaran las urnas pero me sorprendió aún más que la gente hubiera votado.

Hasta hace poco la zona estaba bajo el control de los paramilitares y ahora que se han desmovilizado, hay intenciones de las FARC de regresar, las posibilidades de hablar y opinar son mínimas, de hecho varios líderes han sido amenazados, asesinados o han tenido que desplazarse, y sin embargo, votan. Uno se pregunta cómo puede funcionar la democracia en esas condiciones, donde las comunidad nunca ve al Estado, excepto para llevar las urnas electorales o las camisetas de los candidatos, donde no hay seguridad para hablar, donde no llega la información porque no hay señal de televisión, no hay luz y sólo entra una emisora comunitaria que se daña muchas veces y los deja incomunicados. Donde la mayoría de los campesinos son analfabetas, sin embargo, con todos sus problemas, ellos, votan.

En las grandes ciudades no existen estos problemas, la mayoría de nosotros tiene acceso a toda clase de medios de comunicación, nos llega información de diversos tipos, en Bogotá el 90% o más, de la población sabe leer y escribir y se ha logrado una cobertura escolar de casi el 100%.

A pesar de escuchar del conflicto, podemos opinar, discutir y reclamar, no hay presión de actores armados (excepto en algunas zonas marginales de las ciudades) y a pesar de todo esto, no votamos. Muchos pueden decir que en la Pedregosa los votos son amarrados, amenazados, cooptados, presionados y tal vez tengan mucha razón, dirán también que en las ciudades la gente que está más informada ya no cree en la democracia y por eso no vota, también tendrán razón. ¿Pero quién tiene mayor responsabilidad de participar? ¿Quién está más obligado a hacer escuchar su voz informada?

El 70% de los habitantes del país están concentrados en las zonas urbanas y de acuerdo con las últimas elecciones fue en las grandes ciudades donde se concentró la mayor cantidad de abstención. Extraña relación, parece que a mayor información, mayor abstencionismo. Muchas personas que no votan en las grandes ciudades argumentan que votar no sirve para nada, que igual los políticos de siempre van a ganar o que su manera de protestar es no votar, pero yo les preguntó ¿porqué un campesino de la Pedregosa cree que su voto puede hacer la diferencia mientras que una persona de las ciudades no le ve utilidad?

Con la reforma política del 2005 por primera vez el voto en blanco tiene un poder interesante, si el 50% de los votos de una elección son en blanco ésta se debe repetir, ¿no es ésta una forma de protesta más fuerte que la misma abstención? ¿No es más claro el mensaje para los políticos decirles “no me gusta ninguno de uds. por eso voto en blanco”? Por supuesto, en mi caso preferiría que los abstencionistas se decidieran a votar por un candidato preparado. Preferiría verlos decir, “votamos a favor de y no en contra de” pero si no creen en ninguno al menos hagan el ejercicio de votar en blanco.

Las personas que vivimos en las grandes ciudades del país tenemos una responsabilidad mayor con la democracia, tenemos más oportunidades, más ventajas, más información, en la mayoría de las ocasiones son las grandes ciudades las que eligen presidente y senadores, es decir, somos los que decidimos por el resto de colombianos, incluyendo a las personas de la Pedregosa, y aún así nos damos el lujo de abstenernos de votar y dejar en manos de unos pocos las grandes decisiones. En las próximas elecciones, en la vereda la Pedregosa ubicaran nuevamente las urnas de la Registraduría y nuevamente los habitantes de la zona, afectados por el conflicto, con una sola emisora comunitaria para saber de los candidatos, sin luz, teléfono o señal de celular, con varios kilómetros por delante antes de llegar al puesto de votación, se acercarán a la escuela del centro comunitario y pesar de todo, votarán ¿qué hará Ud.?

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La sabiduría suprema era tener sueños lo bastante grandes para no perderlos de vista mientras se persiguen.
- William Faulkner

lunes, 15 de octubre de 2007

SUEÑO PROFUNDO

Un cuento que nunca publique...

“-¿Los sueños envejecen, papá?, -No, los sueños nunca envejecen, -¿entonces, aunque pasen muchos años, los sueños siguen iguales? -No, los sueños crecen y cambian y también mueren -¿pero si no envejecen cómo se mueren los sueños? -Se mueren cuando no los alimentas, cuando dejas pasar el tiempo y te olvidas de ellos, entonces se entristecen y mueren -¿pero y si no se cumplen? Cuando alimentas un sueño ya se ha cumplido una buena parte, nunca olvides eso.

Creo que llevo varios días mirando al techo, no estoy seguro, porque no tengo una noción clara del tiempo, siento que han sido días pero pueden haber sido horas. El doctor dijo que tengo una crisis depresiva, una profunda tristeza, no se si tiene razón, sólo se que hace varios días que no lograba hallar razones para moverme, y ahora ni siquiera puedo hacerlo. Mirar al techo es todo lo que consigo hacer, mi cuerpo está vacío, mirando al techo.

“-¿Los sueños envejecen, papá?, -No, los sueños nunca envejecen”

No logro saber como llegué hasta aquí, solía ser un profesional brillante, exitoso, la envidia de mis compañeros de carrera, pero ahora no puedo siquiera levantarme, siento que perdí mi sentido, mis sentidos, mi sentido común. Estoy vacío, algo se fue de dentro de mí, algo salió y solo me di cuenta el día que me desperté mirando al techo.

“¿pero si no envejecen cómo se mueren los sueños? Se mueren cuando no los alimentas”

Ese día intente levantarme y seguir mi rutina diaria, un baño, afeitarme, un poco de loción, el traje del día, un café rápido, la prensa camino a la oficina y ocho horas de trabajo de escritorio; pero no pude, me quedé pegado, mirando al techo.

Hace algunos días note que estaba muy cansado, que no rendía igual y fui al médico. Soy un creyente incrédulo o un incrédulo creyente, así que voy un médico acupunturista y homeópata, muy a la moda, y luego de hablar un par de minutos y llorar una hora, me dio su diagnóstico, crisis depresiva. Al principio lo mire con incredulidad y le dije, ¡vamos doctor¡, por un poco de cansancio y una lágrima no me va a decir que estoy deprimido, apuesto que si fuera mujer diría que es el periodo. Pero él ratificó su diagnóstico, crisis depresiva. Creí que si me tomaba las goticas era suficiente, hasta que hoy me desperté mirando al techo.

“¿pero y si no se cumplen? Cuando alimentas un sueño ya se ha cumplido una buena parte, nunca olvides eso.”

En los pocos momentos en que puedo pensar tengo recuerdos rápidos de mi padre, esto sería la delicia para un psicoanalista. Recuerdo sobre todo su teoría sobre los sueños, para él los sueños no envejecían pero si podían morir, durante años estuve tratando de entender como algo que no envejece puede morir; la era moderna hace que eso sea posible con los juegos virtuales, pero en la vida real nunca he visto nada que pase de la existencia a la no existencia sin envejecer.

Sin embargo, mi padre decía que los sueños no envejecen, sólo mueren y no mueren por cualquier razón, mueren porque no los alimentas, algunas veces le pregunte a mi padre cómo se alimentaban los sueños, y él me dijo que lo descubriría cuando alimentara los míos, nunca lo descubrí.

“¿entonces, aunque pasen muchos años, los sueños siguen iguales? No, los sueños crecen y cambian y también mueren”

Esta inmovilidad obligada hace que piense, no son pensamientos muy racionales, son más bien trozos de pensamientos que se juntan sin sentido, un recuerdo aquí con un deseo acá y una historia más allá. En esos pedazos de pensamiento trato de recordar cuales eran mis sueños, estoy seguro que no era ser ingeniero, eso lo hice por cómodo y práctico, pero no logro recordar cuales eran. Hago recuentos de mi infancia, de mi adolescencia, pedazos de mi vida se me aparecen en flashes cortos, pero no veo mis sueños.

“¿Los sueños envejecen papá?...”

Qué hice con mis sueños, donde se quedaron, en que momento los deje de alimentar, cuando murieron, fue rápido o lento, fue suave o dura su muerte, tal vez desaparecieron con un suspiro de resignación y nunca me di cuenta de que morían. En esos trozos de recuerdos veo borrosamente una escena con mi padre, una escena en la que me explicaba como morían los sueños, sí pudiera recordar lo que decía.

“Y una vez muertos, papá, ¿puedo recuperar mis sueños?, si, hijo, existe una forma de revivir tus sueños, ¿cuál es? ¿cuál es?”

Sólo logro recordar fragmentos, sólo logro escuchar pedazos de la conversación, pero siento que algo allí tiene las respuestas, si tan sólo pudiera dejar de mirar al techo.

“Los sueños reviven cuando logras recordarlos, cuando logras revivir lo que te hacían sentir, cuando logras reconocer el camino que te lleva hasta ellos.”

¡Eso es! Esa es la clave, recordar, revivir, ¡vamos! Qué era lo que soñaba, qué era.

Algo está pasando, el techo se está moviendo, no puedo mirar hacia otro lado, pero se que se está moviendo. Qué sucede, no puedo pensar si se mueve, no puedo recordar, ¡necesito recordar!. Ahora no puedo ver, todo se ha vuelto oscuro, tal vez estoy dormido, eso es, mañana despertaré y me iré a trabajar. Mañana recordaré mis sueños y estoy seguro que dejaré de mirar al techo.

-A donde lo llevan- -A examinarlo- -Cuánto tiempo cree que lleva aquí- -Yo creo que tres días, tal vez más, lo sabremos después de examinarlo- -¿Puede cerrarle los ojos?- -Si, no hay problema- -Muerte natural- - Si, no hay marcas de nada- -Muy bien, llévenlo, alguien que le avise a la familia-

“-¿Y si nunca los revivimos? ¿Qué pasa cuando nuestros sueños mueren y nunca los revivimos? -Pasa que nosotros también morimos, a veces sin darnos cuenta, pero empezamos a morir y ya nadie nos salva. -Entonces, voy a soñar eternamente. ”





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- William Faulkner

Soy Géminis

Este es un refrito pero me gustaría que lo conozcan...

Soy Géminis, esta es lo forma como me presento ahora, no parece una presentación tradicional o convencional pero al parecer, en esta época postmoderna, se ha vuelto tan importante como lo fue decir la profesión en la época moderna y positivista o mencionar el apellido en la época feudal. En estos días, decir tu signo es imprescindible para iniciar una conversación y estar a la moda, por supuesto, si sabes algunos datos adicionales mejor: Soy Géminis, de ascendente Tauro. En algunas ocasiones en que deseo realmente impresionar menciono que mi animal en el horóscopo chino es el jabalí y que soy maga blanca en el calendario Maya.

Anteriormente, decir tu profesión era suficiente, soy Ingeniera Industrial, después agregabas, de la Universidad de los Andes, y con eso bastaba para que tu interlocutor creyera conocer tu personalidad: - hmm! precisa, pragmática, le gustan los números, es mala para escribir, apuesto a que reparaba todo en la casa, su papá debe tener un negocio-. En la época de mis padres lo importante era el apellido, soy Duran, de los Duran de Santander, y tu árbol genealógico garantizaba tus cualidades de carácter: de mal genio, responsable, trabajadora, sin mucha plata pero de buena familia.

Pero ahora te preguntan el signo. Soy Géminis, respondo. Soy del signo de la polaridad, de las contradicciones, de los extremos, Castor y Pólux halando a cada extremo de una cuerda, como el dibujo que hizo alguna vez mi profesora de física para explicar el principio de Acción-Reacción, -este es el papá y esta es la mamá y en la mitad está el niño- explicaba la profe, -cuando se están divorciando cada uno hala para un lado y la acción del papá genera una reacción en el niño y la acción de la mamá genera una reacción en el niño, conclusión el que sale perdiendo es el niño-; al parecer eso es ser géminis, el producto de una acción encontrada.

La modernidad nos dejó sin un Dios con D mayúscula y por eso la postmodernidad nos ha traído toda clase de dioses con des minúsculas, el horóscopo, el I-Ching, el Tai Chi, el Yoga, la medicina china, la acupuntura; todo es válido en esta nueva era. En un país en el que conviven el feudalismo con la modernidad y la postmodernidad, algunos todavía se avergüenzan de decir que leen el horóscopo, aunque son fieles seguidores de Mave el domingo y de Salomón en las mañanas. Pero la verdad es que ya no hay nada de que avergonzarse, pues hasta los diarios económicos traen horóscopo, “Géminis, le es potestativo la decisión entre lo social y lo lucrativo. Se impone una gerencia humanista sobre las cifras que no reflejan la realidad de las personas. Decore con mandarinas para llenarnos de magnetismo y sentirnos felices”, unos párrafos más adelante puedo ver el análisis del efecto del TLC sobre la economía del país y algunas recomendaciones del Feng Shui para superarlo; después de tantos dioses quién no preguntaría por el signo.

Al decir mi signo mi interlocutor de inmediato dice -Ahh entonces eres dual, un poco de cada cosa- y he terminado por creer que es así. No de otra manera se explica que una ingeniera industrial de los Andes no trabaje en el sector financiero y ojala en banca de inversión o en producción o en organización y métodos, sino que se dedique a trabajar proyectos sociales para población desplazada; o que una egresada de una prestigiosa universidad privada asista a más seminarios sobre derechos humanos que un sociólogo de una universidad pública; o que conozca más sobre política pública que sobre políticas de calidad o normas ISO. Cuántas veces he tenido que explicar esta aparente esquizofrenia, -¿qué hace una ingeniera industrial en esto?- lo mejor que puedo, digo, lo mejor que puedo.

También me pregunto ¿Será el signo Géminis el que me permite hacer esos cambios o será el sino colombiano? esa habilidad de transformar el escenario, el vestuario y el lenguaje; de pasar de la toma guerrillera a las notas de farándula sin sonrojos ni complejos, deberían hacer la carta astral del país, a lo mejor descubren que también es Géminis, ¡perdón!, olvidaba que ya algunos astrólogos hicieron ese trabajo y que más de un presidente tomó decisiones con base en eso. Me imagino en un futuro una cumbre latinoamericana de presidentes: -¡Doctor! Que gusto, cómo le ha ido, qué tal su gobierno-, -Bien, afortunadamente la luna de mi país está en Sagitario y Plutón en la casa 6 así que tendré un gobierno tranquilo-, -Me alegra por su país. Yo en cambio tengo a Marte en la casa 3 y a lo mejor me hacen un paro el mes entrante-, -Le puedo recomendar un buen astrólogo para definir que hacer-, -Excelente, se lo agradezco...

Por eso, me preguntarán cual es mi signo, mi profesión y luego me dirán -¿qué hace una ingeniera industrial en esto?- Creerán entonces, que me conocen y sacarán conclusiones de mi signo, mi ascendente, ni horóscopo chino, mi tribu maya y en últimas hasta de mi profesión.

Soy Géminis de ascendente Tauro, soy Ingeniera Industrial de los Andes y trabajo con población desplazada, soy Duran de Santander y Hernández de Boyacá, y aunque sepan todo esto y al presentarme le de todos esos datos, estoy segura que les faltará mucho para saber quien soy, aunque Ud. y los astros crean lo contrario.



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- William Faulkner

lunes, 8 de octubre de 2007

¡Yo era un infeliz... hasta que encontré FACEBOOK y mi vida cambió!

Hace poco tiempo le pregunté a una amiga si estaba en Facebook, por poco y me insulta "eso es para los que no son capaces de tener relaciones sociales personales y se dedican a las virtuales"

¡¡qué amargada, miserable!!! qué molesta, pero sobre todo, que razón tiene....!!!!

Lo que ella no entiende, es que Internet fue la tabla de salvación para muchos que no fuimos dotados con habilidades sociales. Aquellos y aquellas que íbamos a las fiestas de quince a sentarnos en un rincón o que no estábamos entre los más populares del colegio. Para ella no es claro porque es tan importante decir, tengo 120 top friends, y coleccionarlos como "monas" del álbum de Jet.

Es que el internet es casi un encuentro del tercer tipo, una experiencia religiosa o un viaje de meditación. El internet nos transforma, nos convierte en personas que no somos, pero que siempre hemos querido ser. De tímidos pasamos a arriesgados y seguros, de callados nos convertimos en expresivos, de pasivos, pasamos a intrépidos o incluso agresivos. O me van a decir que nunca han insultado a alguien por correo, por MSN o por un foro y luego, cuando lo ven, no son capaces ni de saludarlo. Apuesto que nunca le hubieran dicho personalmente las cosas que le escribieron.

Por supuesto, que desde 1994 que llegó el internet a Colombia, hasta ahora, la virtualidad ha cambiado mucho, del ICQ, esa cosa plana con pantalla negra y letras verdes, pasamos al MSN con voz, vídeo y emoticones. Del correo simple sin imágenes, pasamos a las páginas web personales, los blogs, los videoblogs y por supuesto el FACEBOOK. Casi hay que hacer una reverencia al pronunciar ese nombre.

Esta última etapa de la virtualidad, combina aquello que consideramos los mejores atributos de las relaciones personales, con las ventajas de la virtualidad. Con el FACEBOOK creemos que conocemos a nuestros "top friends". "Fulanito entró al grupo de pervertiditos descalzos" ¡ajá! fulanito es un pervertidito; "fulanita ha enviado un beso a sutanita" ¡demonios! fulanita me está poniendo los cachos; "Sutanita ha añadido una nueva foto" ¡uy! pero que fea estabas ese día.

Ese mundo paralelo nos salva de pensar en como tratar a nuestros amigos o del estado de ánimo que tenemos hoy. Si estamos tristes no importa, siempre podemos enviar un emoticon con una gran sonrisa :) , si estamos molestos, hambrientos, recién levantados o sin bañar, no importa, siempre podemos poner la mejor foto -!qué linda te ves¡ -!!gracias, es la foto de mi cumpleaños.... de hace diez años!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!!

Haber descubierto el internet fue el camino de salvación para muchos, podríamos crear una Iglesia de Testigos de la Red y cada vez que fuéramos a dar testimonios diríamos:

"yo era un inféliz, vívia amargado, aburrido, no tenía amigos, salía solo a comer, iba solo a cine, llegaba a los bares solo.... pero desde que encontré el internet, mi vida cambió, encontré una felicidad que me lleva a gritar ¡¡¡YAHOOOOO!!!!, tengo tanta pasión que envío HOTMAILS todo los días, tengo amigos en todo el mundo, habló con ellos día y noche.... y para no salir solo ni a comer, ni a cine, ni a bares, encontré una solución... ya no salgo a comer, ya no salgo a cine, ya no salgo a bares..... me paso todo el día pegado a la red. Gracias INTERNET."